Al principio de esta aventura (antes de ser vegetariana), empecé a buscar productos sin parabenos ni siliconas. Tras dar el paso al vegetarianismo, tuve que añadir que no estuvieran testados en animales y cuando descubrí que esto no implicaba que no contuvieran ingredientes de origen animal, que fueran también veganos.
La verdad que me costaba encontrar productos que tuvieran todas esas características y que, además, me gustara como trataban mi cabello.
Hoy por hoy seguimos en evolución y la búsqueda se complica aún más cuando intentas prescindir del plástico en tu vida. Entonces, tras varias búsquedas en internet, parece que la única opción es Lush y su venta de jabones al peso, pero aunque no lo he llegado a probar, había comentarios que no terminaban de convencerme…
Buscando, llegué a los ecoblogs donde recomendaban hacerse un “champú” con bicarbonato y un “acondicionador” con vinagre (técnica conocido como ‘no poo’). Aún llegando a la conclusión de que debería ir probando las medidas que mi pelo necesitaría para que esto fuera efectivo (lo que más me preocupaba es que se resecase), estaba dispuesta a hacerlo. Todo sea por el medio ambiente y los animales!!! Pero un día, comentando en un grupo de Facebook mis intenciones, una de las usuarias me recomendó el polvo de shikakai y tras hacer una búsqueda en internet, me decidí a probarlo.
¿Qué es el shikakai?
Es un arbusto que crece en la India. Se recogen los frutos, se dejan secar y se muelen. Más natural, imposible.
Al principio, y sobre todo en el momento compra, la sensación es de que más vale que no te vea nadie con ese paquete porque igual se piensan que acabas de llegar de Marruecos (emoticono irónico).
Una vez en casa, nos dispusimos a probarlo. Nosotros nos hemos hecho con un cuenquito y un palito de madera para mezclarlo. Echamos un poco de polvo en el cuenquito (lo que consideréis que necesitáis para un lavado) y luego le añadís agua. El agua es mejor que la añadáis poco a poco según vayáis viendo la consistencia. Es mejor tener que añadir después, que pasarse y dejarlo líquido.
Un consejo: no te acerques mucho al manipularlo porque el polvo pica un poco en la nariz si lo aspiras
Una vez hecho el barrito, lo coges con la mano, lo extiendes bien por el pelo y te frotas/masajeas el cuero cabelludo y el cabello con él unos 5 minutos. (Esto es lo que hago yo. R ha decidido que se moja el pelo, se echa el polvo en la mano y ya se mezclará él solito). Después lo dejamos actuar mientras nos enjabonamos el cuerpo y luego aclaramos como aclararíamos nuestro champú normalmente. La verdad que las primeras veces la sensación es muy rara…
Sin embargo, y parece increíble, el pelo queda limpio y suave. De hecho, desde que uso el shikakai, no necesito usar acondicionador para desenredarme (aviso que mi melena es rizada y tengo el pelo muy fino, con lo que los enredos era mi pan de cada día…).
Normalmente, se aconseja aceitar el pelo (con un aceite suave) la noche anterior porque el shikaki puede resecar un poco el cabello. La verdad que yo no lo estoy haciendo, pero si te animas a probarlo y te ocurre, prueba a aceitarlo la noche anterior y déjalo actuar mientras duermes.
No te preocupes por el olor. No se nota más que un ligero aroma como a té o tierra. Nosotros estamos encantados. De hecho R, usaba un champú anticaspa, pero aunque al principio de usar el shikakai le volvió a salir caspa, parece que ya está remitiendo.
Y bueno, hay varias tiendas online donde puedes comprarlo. Nosotros lo compramos aquí. Si vives en Alicante, te puedes ahorrar los gastos de envío. En Madrid lo encontramos en El Vergel (Paseo de la Florida, 53).
Y vosotros, ¿qué hacéis para cuidar el medioambiente y vuestro cabello?
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