Leo muy
a menudo, sobre todo en redes sociales, veganos que critican restaurantes
porque han incluido en su carta opciones vegetarianas o veganas. Esta crítica
se apoya en el hecho de que siguen siendo restaurantes omnívoros pero que
quieren subirse al tren de la nueva moda por lo vegetal y, por lo tanto, estos
veganos, no quieren llenar los bolsillos de quien consideran que no se lo merece.
Partiendo
del respeto que merecen las opiniones de los demás, yo prefiero verlo de este
modo: se le está dando visibilidad al vegetarianismo. Lamentablemente, somos
minoría, y aunque sólo sea por practicidad, deberíamos aceptar este hecho. Por
tanto, no sólo deberíamos alegrarnos de que haya sitios en los que nos ofrezcan
opciones para nosotros, sino que deberíamos pedirlas.
¿De qué
nos sirve comer encerrados en casa, no asistir a reuniones con familiares o
amigos omnívoros o sólo ir a sitios puramente vegetarianos/veganos? Tenemos que
salir del gueto. Tenemos que demostrar a la gente que no sólo vivimos de
lechuga. Que nuestra alimentación es más sana y más feliz porque no hay lugar
para los remordimientos.
¿Cuánta
gente conocéis que sabe lo que es el veganismo (de la calle, trabajo, etc. no
vuestra familia cercana que se ha enterado gracias a vosotros)? ¿Y cuántos de
ellos, lo asocian con una dieta en lugar de con una filosofía de vida? ¿Cuántas
veces tenéis que aseguraros de que alguna comida no lleva productos lácteos o
huevo, incluso atún o moluscos (sí, en el último bar nos pusieron mejillones
después de especificar que no tomamos ningún producto animal), porque nadie
sabe lo que significa exactamente ser vegano?
La gente
nos imagina comiendo ensaladas y extremadamente delgados. Imaginan que hacemos
un gran sacrificio. No tienen idea de lo ricos que están nuestros platos. De la
cantidad de sabores que se pueden obtener con las especias. De lo saludable que
es nuestra comida y los beneficios extra que nos aporta.
Por
todas esas razones, no deberíamos escondernos. Deberíamos salir más. Ir a cafeterías
en las que no hayamos estado nunca y pedir leche vegetal. Que nos hagan unas
verduras a la parrilla o unas setas al ajillo en cualquier bar de barrio. Que
se nos vea!!! Sólo viendo que hay público, se empezará a cambiar. Porque
lamentablemente, al empresario le mueve el dinero. Y aunque sea sólo por ello,
¿no merece la pena demostrar que se puede vivir así? Y no sólo que se puede,
sino que se vive mejor.
Como
consumidores, tenemos un gran poder. Y como consumidor, quiero pagar por lo que
quiero consumir. No quiero conformarme con lo que me ofrecen.
¿Qué
crees que pasaría si en un bar de barrio cualquiera, entro yo a pedir un café con
leche vegetal? Seguramente me dirán que no tienen o me ofrecerán leche sin lactosa.
Yo me iré y santas pascuas. Pero ¿qué crees que ocurriría si hoy la pido yo,
mañana tú, al pasado otra persona, al otro, otra, etc? Ya te digo que ese bar
empieza a tener leche vegetal para el café, en breve.
Por eso,
en mi opinión, no deberíamos cortarnos. Deberíamos motivar el crecimiento desde
todos los niveles, no sólo con concentraciones, manifestaciones y carteles.
Hay más formas de luchar. Deberíamos demostrarles a todos que estamos aquí y que vamos a seguir estando y
que otra forma de alimentarse, más respetuosa con la vida, es posible.
No hay comentarios :
Publicar un comentario
Espero que el post te haya gustado.
Seguro que tú también tienes algo que compartir, así que animate y deja aquí tu comentario